El pasado mes de abril, el alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, anunció una “toma total” del caño Juan Angola, cuerpo de agua que conecta a la ciénaga de La Virgen con la bahía de Cartagena y que recorre barrios como Crespo, Canapote, 7 de Agosto, Santa María, Torices y San Pedro y Libertad.
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El Juan Angola ha sido históricamente una de las arterias fluviales más contaminadas de la ciudad. Basuras, aguas residuales y asentamientos irregulares han ido estrangulando su cauce y deteriorando su ecosistema, por lo cual su recuperación ambiental es un imperativo.
Es por eso que desde hace varios meses la Empresa de Desarrollo Urbano de Bolívar (Edurbe) ha venido adelantando un proceso de relimpia, que tiene como propósito retirar los residuos sólidos y sedimentos que obstruyen el flujo del agua.
Sin embargo, los trabajos no se han librado de cuestionamientos. Algunos expertos alertaron que varios mangles fueron cortados para adelantar la limpieza, lo cual representa una afectación importante al ecosistema. Al respecto, el Distrito dijo que se trató de una “poda técnica”, la cual fue autorizada por la autoridad ambiental y era necesaria para evitar el cerramiento del caño.
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Pero a pesar de las explicaciones, continúa la preocupación por el corte de los mangles y se pide que haya una compensación para evitar desequilibrios ambientales en la zona.
La importancia del manglar
El biólogo y doctor en Toxicología Ambiental, Juan Carlos Valdelamar, explica que el caño Juan Angola, por sus características, es un corredor ecológico donde habitan muchas especies con un papel importante en el ecosistema y al eliminar el mangle se pone en peligro su subsistencia.
“Los mangles tienen sistemas radiculares que hacen que los residuos que arrojan las personas se acumulen en sus raíces. Por esto, a las autoridades se les dificulta hacer los procesos de limpieza y la solución más fácil que ven es talarlos, aunque a veces se use el eufemismo de ‘poda’. El inconveniente es que en las raíces de los mangles crecen especies como ostras o mejillones que juegan una función importante para filtrar el agua, y en la medida en que se retire el mangle se irán perdiendo esas especies”, explica.
Es por este motivo que sugiere que para realizar estos procesos se tenga en cuenta a la fauna que allí habita y en general las condiciones del ecosistema desde un punto de vista integral.
“Se debe diseñar un plan de manejo integrado, en el que se cuente con información de primera mano desde el punto de vista científico que ayude a identificar cuáles son las condiciones del ecosistema y así saber las medidas adecuadas de su manejo. Cuando se van a hacer intervenciones de este tipo, se debe considerar cómo se va a rescatar a la fauna asociada. Debe haber una planificación apoyada por personal experto que también haga seguimiento para evaluar el impacto”, puntualizó.
Piden compensación
En la misma línea, Luis Fernando Sánchez, director de la Fundación Planeta Azul Caribe que tiene incidencia en la zona, manifestó que no se tuvo en cuenta a las especies que habitan en el ecosistema ni a las aves migratorias.
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“Se requiere de las raíces para que los peces puedan conseguir su alimento. Hubo errores y muy poca participación comunitaria”, indicó Sánchez, quien también es biólogo marino y doctor en Ciencias del Mar.
A pesar de esto, indica que ahora se debe pensar en la compensación los mangles que fueron retirados y continuar con lo que debe ser la recuperación ambiental de este cuerpo de agua.
“Tenemos como propuesta que los mangles se siembren allí mismo pero de forma controlada, con un mantenimiento de tal forma que las raíces no cubran toda la superficie pero que protejan las orillas y cumplan sus funciones ecosístemicas”, indicó.
Sánchez cree que de esta manera se puede garantizar la navegabilidad en el caño y dar paso a iniciativas comunitarias a partir del transporte acuático, pero insistió en que esto debe hacerse de forma ordenada y tras un estudio de capacidad de carga para evitar daños al ecosistema.
Habla el Distrito
Francisco Castillo, asesor de despacho para Asuntos Ambientales de la Alcaldía de Cartagena, explicó que la poda técnica en el caño Juan Angola fue necesaria para evitar el cerramiento y obstrucción total del cuerpo de agua en el sector La Unión, en Torices.
“La especie rizophora mangle (mangle rojo) tiene la tendencia de caminar sobre los sistemas independientemente de que estén o no contaminados, por lo que si no se hacía esa intervención el sistema hídrico iba a colapsar totalmente. Paralelo a lo anterior, la autorización dada por Cardique es que en esa sección deben restablecerse por lo menos 20 metros de ancho y una profundidad mínima de 1,5 metros, para poder volver navegable el canal”, explicó.
Castillo insistió en que este fue un procedimiento legal, aprobado por la autoridad ambiental y que permitirá el mejoramiento de la calidad del agua y los parámetros físico-químicos que se encuentran en el sistema.
“Es importante anotar que el restablecimiento del flujo del agua por el canal es necesario para que el contenido de oxígeno disuelto mejore. Además, al hacer la poda técnica se eliminaron focos de contaminación, cambuches y se detectaron puntos de vertimiento de aguas servidas”, indicó.
El asesor manifestó que el Distrito seguirá adelantando acciones, de la mano de Edurbe, para lograr la restauración ambiental del caño Juan Angola, lo cual también incluye la conexión con otros cuerpos de agua como la laguna de Chambacú, la laguna del Cabrero y la ciénaga de La Virgen, a través de la puesta en marcha del transporte acuático.