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Cartagena

Los guardabosques de Olaya que quieren reforestar la ciénaga de La Virgen

Un grupo de niños, jóvenes y madres del barrio Olaya Herrera, sector Playas Blancas, trabaja por la recuperación ecológica de la ciénaga y fortalecer el tejido social de su comunidad.

Los guardabosques de Olaya que quieren reforestar la ciénaga de La Virgen

Integrantes de la Corporación Ambiental y Ecológica Ciénaga de La Virgen (Corpaecv). // Fotos: Luis Herrán - El Universal

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“Tenemos casas de un dólar pero con vista de un millón de dólares”, esa es la premisa de los habitantes del barrio Olaya Herrera, sector Playas Blancas, que todos los días se despiertan con los amaneceres que les regala la ciénaga de La Virgen, el cuerpo de agua con el que han convivido desde siempre.

Y es que en la ciénaga, que bordea a toda la zona oriental de Cartagena, hay manglares, peces, aves y muchas otras especies que coexisten en ese ecosistema, lo cual la convierte en un sitio lleno de biodiversidad y un atractivo natural para la ciudad.

Aún así, muchos no reconocen su valor, pues históricamente este cuerpo de agua ha sido víctima de la contaminación, la tala de sus mangles y la desidia por parte de quienes no logran apreciar la importancia que tiene su cuidado.

Por fortuna, hoy la ciénaga sí tiene dolientes. Son un grupo de niños, jóvenes y madres que hacen parte de la Corporación Ambiental y Ecológica Ciénaga de la Virgen (Corpaecv), que nació hace diez años con el propósito de fomentar la apropiación por este ecosistema y lograr su recuperación.

Niños de la Corporación Ambiental y Ecológica Ciénaga de La Virgen.
Niños de la Corporación Ambiental y Ecológica Ciénaga de La Virgen.

Reforestar la ciénaga

Corpaecv es una organización liderada por José González Torreglosa, un hombre que vive en el sector y que junto a este grupo ya ha llevado a cabo varias iniciativas ambientales. Una de ellas es la creación de un vivero en el cual siembran manglar. “Ya hemos hecho siembras con el apoyo de entidades públicas y privadas. Ahora estamos trabajando en 3.500 plántulas”, explica.

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En este proceso participa toda la comunidad, que se integra alrededor de estas actividades.

“Nosotros hacemos la recolección de semillas y las metemos en potes para germinen. Después van a unas bolsas y las llevamos a un área de climatización, antes de sembrarlas. Allá tenemos cuatro tipos de manglar: blanco, negro, colorado y zaragoza. Nuestro objetivo es reforestar partes degradadas y vamos a comenzar con dos hectáreas”, explica Brandon Banquez, un joven de 23 años que el año pasado se vinculó a la corporación.

Brandon en el área de climatización del vivero.
Brandon en el área de climatización del vivero.

El objetivo es llegar a reforestar 45 hectáreas en total, pues en el sector son conscientes de que el mangle mejora la calidad del aire, previene inundaciones y los protege de los fuertes vientos.

Mitigar la contaminación

Otro de los frentes de trabajo tiene que ver con mitigar la contaminación de la ciénaga, a través de la formación ambiental, la creación de acuerdos comunitarios y estrategias que permitan mejorar la recolección de basuras.

Es así que este año implementaron en el sector una ‘trampa’ de residuos sólidos, la cual consiste en una malla que se instaló en un canal con el fin de evitar que las basuras lleguen a la ciénaga. Así lo explica Jorge Luis Novoa, un niño de 12 años que hace parte de la corporación.

“Aquí atrapamos residuos sólidos como tarros, plásticos o icopor para después salir en las canoas y recoger la basura, para que cuando venga el camión (de la empresa de aseo) se la lleve. Esto importante porque así cuidamos a los peces, las aves y las iguanas”, dice.

Trampa de residuos sólidos.
Trampa de residuos sólidos.

Para la comunidad es importante detener la contaminación porque esto abre paso a que se puedan desarrollar otras iniciativas como el ecoturismo o el transporte acuático, las cuales pueden brindar oportunidades a los habitantes del sector.

El tejido social

De las cosas más valiosas de todo este proceso de restauración ambiental en Olaya es el fortalecimiento del tejido social de la comunidad. Hoy, son 80 niños y 25 jóvenes los que hacen parte de la corporación y que gracias a estas actividades se alejan de las malas prácticas que por años han estigmatizado a su barrio.

A ellos se sumó la Corporación de Desarrollo Integral de Mujeres Emprendedoras de Olaya, que también busca aportar a este proceso.

“El trabajo ha sido mutuo y en equipo, por eso estamos logrando lo que nos hemos propuesto. De aquí han salido varios emprendimientos, hacemos artesanías con plástico reciclado, tenemos un grupo de jóvenes pescadores que nos apoyan con iniciativas de gastronomía y tenemos patios productivos para apostarle a la seguridad alimentaria”, explicó Betty Luz Mora, representante de esta corporación.

Es así que la rehabilitación no ha sido solo ambiental sino social, pues demuestra que en esta zona de la ciudad también hay personas que se preocupan su entorno y están comprometidas con lograr su desarrollo.

En la corporación hay 80 niños de Olaya.
En la corporación hay 80 niños de Olaya.

“Cuando madres, niños y jóvenes se vinculan a estos procesos, el territorio cambia, se quita el estigma de que todo es violencia y es malo porque aquí sí hay cosas buenas, hay un potencial muy grande”, dice González, a quien le parece gratificante todo lo que ha logrado la Corporación Ambiental y Ecológica en este sector.

Es de esta manera que su apuesta consiste en que su comunidad pueda regresar a sus costumbres ancestrales, a aquellos tiempos en los que se podía vivir plenamente de la ciénaga y así se pueda avanzar hacia un desarrollo sostenible, uno en el que las personas no le den la espalda a su cuerpo de agua más importante, sino que aprendan a cohabitar con él.

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