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Columna

Cine cartagenero de los 60

“Cada cineclub era una escuela para aprender a ver y hacer cine. Aquellos jóvenes tenían claro que primero era la pedagogía y después la tecnología...”.

RICARDO CHICA GELIS

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Son tan relevantes los años 60 para todo lo que hoy acontece en el mundo que, el tema por sí solo, merece una materia en las escuelas que se llame ‘Sesentología’. Acaecen grandes cambios en la ciencia y la tecnología; en el arte y la cultura; en la economía y la política; en la sociedad y sus nuevas prácticas. En el centro de los cambios lo ‘joven’ irrumpe como una subjetividad política de gran poder que reclama, cuestiona y denuncia los abusos del poder conservador que se manifestaban en el colonialismo, el machismo, el racismo o el fascismo.

De esta forma el cine, el arte y la cultura se convirtieron en campos de lucha no solo política, también estética. La irreverencia y la ruptura caracterizaron las más diversas expresiones plásticas en todo el mundo, en Colombia y en Cartagena. Es así como, en materia de producción de ejercicios cinematográficos en nuestra ciudad, tenemos una obra primigenia como lo es ‘La langosta azul’ (1954), que produce el pintor Enrique Grau con la participación de Álvaro Cepeda Samudio, Cecilia Porras y, presumiblemente, Gabriel García Márquez.

En 1964 el mismo Grau realiza dos películas: ‘Pasión y muerte de Margarita Gautier’, con la cámara de Luis Ernesto Arocha; y ‘Caliope’, ambas en formato súper ocho. A la ciudad, habían llegado las cámaras portátiles de cine, cuyos rollos duraban solo diez minutos. Los formatos de las cintas, según el ancho de las mismas, eran de 8 y de 16 milímetros. Diez minutos de cinta virgen disponible, suponía que los realizadores debían asumir el desafío intelectual de tener muy claro el montaje de la película, antes de prender la cámara, so pena de costear pérdidas irremediables.

Se sabe que para 1960, Gustavo Ibarra Merlano con Gastón Lemaitre realizan un ejercicio fílmico en formato de 16 milímetros y más adelante, en 1963, aparece el documental ‘Balcones de Cartagena’, producido por Daniel Lemaitre y dirigido por Francisco Norden. En 1965, Luis Mogollón De Zubiría, Hernando Lemaitre y Gastón Lemaitre producen los cortometrajes ‘Faustino’ y ‘Tintas’. Ambas películas se presentan en el marco de la Segunda Semana de Arte Joven a comienzos del mes de julio de 1966.

A mediados de la década aparece también ‘Nunca comas flores’, película producida por Hernando y Gastón Lemaitre con la cámara de Luis Mogollón. Y hacia 1970, Antonio De La Vega y Gastón Lemaitre producen ‘El jamón del Diablo’. Por su parte, en 1965, Alberto Sierra Velázquez produce la película ‘El ojo desnudo’ y para 1967 filma los cortometrajes ‘El Antimilagro’ y ‘Hermano Vagabundo Muerto’. En las tres películas estuvo en la cámara Miguel Solano.

Cada cineclub era una escuela para aprender a ver y hacer cine. Aquellos jóvenes tenían claro que primero era la pedagogía y después la tecnología, lo que aún es válido, por muy avanzada que sea la IA.

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