En 1960 aparece el alcantarillado en Cartagena de Indias, pero solo en el Centro Histórico, lo que da cuenta del atraso generalizado y la condición social y ambiental en que vivían los sectores más desfavorecidos. En 1951 había en Cartagena 17.000 casas, de las cuales 5.000 contaban con servicio sanitario adecuado; otras 9.000 tenían letrinas y unas 3.000 casas recurrían a la quema de desechos humanos.
La insalubridad provocaba epidemias como la gastroenteritis y el tifo, que incrementaban la mortalidad infantil en los meses de abril, mayo y junio. En tales meses del año 1954, por ejemplo, morían tres niños por día, mientras que el amplio sector popular contaba solo con dos puestos de salud. Uno en el barrio La Quinta y otro en el barrio La Esperanza (El Universal, 2 de julio de 1954, págs. 4 y 8). Más del 50% de los habitantes eran analfabetas y en masa acudían al cine. Familias enteras vivían de la economía informal dada en el comercio, los oficios de baja especialidad, los escasos empleos de la incipiente industria, las actividades del muelle y la pesca.
El analfabeta espectador de cine era un sujeto activo frente al melodrama que se proyectaba cada noche en las pantallas barriales, actividad que consistía (y consiste) en un aprendizaje donde se desata la complicidad con los contenidos dramáticos. La complicidad es una forma de interpretar, donde el espectador se regodea con la forma y el contenido fílmico, de manera que, en dicha actividad de recepción fílmica, también hay resistencia y réplica. En otras palabras, se pone al cine en el centro de la experiencia social, para preguntar: ¿Qué aprendían las cartageneras y los cartageneros cuando entraban a los teatros barriales para ver cine argentino, mexicano, europeo o estadounidense a mediados del siglo XX?
Aprendían estilos de ser pobre. En general, el melodrama que caracteriza buena parte de las películas, facilita la autocomprensión individual y colectiva. Nada más melodramático que ‘Los caminos de la vida’, del recién fallecido Omar Geles, en tanto que ha sido banda sonora de películas y telenovelas, pero, más importante aún, la canción es banda sonora de la existencia de millones de personas en todo el continente. Una canción, donde la madre ocupa un lugar de trascendencia. Y eso solo se comprende a través de nuestra complicidad con el mensaje, que es lo que permite que sigamos siendo así, melodramáticos.
Los estilos de ser pobre no solo se vieron (y se ven) en el cine, sino en la vida cotidiana de las gentes, en especial cuando imitaban un personaje como ‘Cantinflas’. Más allá de la interacción con el cine, los estilos son resultado de la creatividad de la gente. Para decirlo mejor: se trata del flow, del aguaje y del puro vacile efectivo, aunque el alcantarillado esté en eterna construcción.