Aunque no es un concepto reciente, la vivienda sostenible cobra cada vez más importancia, especialmente en el contexto de la crisis climática que se agudiza durante este 2024 y de los desplazamientos provocados por desastres naturales.
Si bien contempla tanto el uso de los recursos de manera eficiente, desde la elaboración de los materiales de construcción hasta el funcionamiento de los inmuebles, como la ubicación en sectores que no sean riesgosos, la idea de viviendas sostenibles abarca mucho más: deben estar en una zona urbana equipada, con acceso a servicios de salud, educación y empleo, además de contar con áreas verdes a su alrededor, a fin de garantizar el bienestar de las familias que las ocupan.
Aquí es donde entra el juego el papel fundamental de la planificación urbana, que permite el crecimiento ordenado de la ciudades, para asegurar que un apartamento o casa contenga todos los espacios para cubrir las necesidades de quienes la habitan, pero que también esté ubicada en una zona integrada a la dinámica de la ciudad. Te puede interesar: ¿Buscas vivienda sostenible? 5 puntos para tener en cuenta.
Urbanización acelerada, el primer inconveniente
El rápido movimiento del campo a las ciudades, en las últimas décadas, ha favorecido el crecimiento urbano desordenado, una tendencia a nivel global pero particularmente marcada en países como Colombia que tenía una ocupación rural importante hasta la mitad del siglo pasado.
Hay un “vertiginoso aumento de la demanda de servicios urbanos, a menudo por encima de la capacidad de respuesta de los gobiernos nacionales y territoriales. Sin embargo, la falta de servicios urbanos no ha devenido en un freno a la urbanización sino en la provisión informal de servicios. Casi un tercio de la población urbana de América Latina –160 millones de habitantes– reside en barrios informales”, destaca el relatoría de la cumbre sobre urbanización rápida y desarrollo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Puntos claves de la planificación urbana
Para hacer frente a la evolución de las ciudades bajo el concepto de vivienda sostenible y basados en la planificación urbana se debe priorizar lo siguiente:
1. Actualizar y hacer cumplir las normas sobre el uso del suelo: revisar en qué sectores hay asentamientos informales, hacia qué zonas está llegando la población migrante externa e interna y cuáles áreas nuevas están disponibles para urbanizar, protegiendo los recursos del suelo y la tierra cultivada.
Casi un tercio de la población urbana de América Latina –160 millones de habitantes– reside en barrios informales
BID
2. Las políticas de vivienda también son esenciales y deben estar dirigidas tanto a impulsar la construcciones de nuevas unidades habitacionales como a facilitar que sean accesibles y asequibles para las familias que no cuentan con una casa digna. Lea también: Colombia se adelantaría en la reducción de emisiones en la construcción.
3. Lo anterior se debe acompañar de inversiones urbanas que estén a tono con el desarrollo de las nuevas áreas habitables; los gobiernos locales deben garantizar la creación de parques, centros educativos y de salud en los sectores que están en crecimiento urbanístico.
4. Controlar la especulación inmobiliaria, que consiste en la compra de lotes o viviendas para revenderlas al poco tiempo por un precio mucho mayor sin mejoras significativas.
Esta práctica es común en aquellos sectores donde hay una renovación de los espacios urbanos que los hace más atractivos, pero afecta significativamente el acceso justo y equitativo a la vivienda digna por los altos costos que supone.
La regulaciones tributaria es una alternativa para hacer frente a la especulación inmobiliaria.
4 mil casas nuevas cada año
El déficit habitacional en el país se ha reducido en cuatro puntos porcentuales en los últimos cinco años, pues pasó de 32,8 % en 2019 a 28,9% en 2023, según las cifras del Dane.
A pesar de que la mayor parte (22,1%) son hogares en déficit cualitativo, es decir aquellas viviendas con deficiencias no estructurales que pueden ser intervenidas para alcanzar las condiciones adecuadas de habitabilidad, el 6,8% tiene déficit cuantitativo, es decir, tienen deficiencias estructurales y de espacio, por lo que requieren un nuevo lugar para vivir.
“En Colombia se necesitan construir alrededor de 400 mil viviendas anuales para erradicar el déficit cualitativo y dar cabida a la demanda futura. Eso implica una adición de 0,5 puntos porcentuales del PIB para los esfuerzos adicionales en el sector de la construcción”, estima un estudio del Laboratorio de Economía Urbana sobre la evolución del mercado inmobiliario en América Latina.