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Así podría ayudar la migración al crecimiento económico del país

La crisis migratoria en Suramérica plantea desafíos económicos significativos, especialmente en los países receptores en desarrollo. Qué oportunidades de desarrollo se pueden generar

Así podría ayudar la migración al crecimiento económico del país
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Uno de los desafíos más relevantes de la crisis migratoria en Suramérica es su impacto económico, especialmente porque los principales destinos de acogida son países en desarrollo, en los que antes de la masiva movilidad humana ya había inconvenientes para cubrir las necesidades de su propia población.

Asuntos como el presupuesto que deben destinar los Gobiernos para garantizar a las personas migrantes el acceso a los servicios básicos; la percepción de los trabajadores nacionales de desventaja ante la nueva mano de obra, en la mayoría de los casos, más barata; hasta la falta de oportunidades que encuentran los migrantes para integrarse al mercado laboral, son algunos de los retos.

Colombia, el principal país receptor de personas migrantes venezolanas del mundo, reportó que en 2019 invirtió el 0,5 % de su Producto Interno Bruto (PIB) en la atención de esta población, el porcentaje más alto hasta ese momento. (También le puede interesar: Colombia y Alemania colaborarán para tratar la migración)

El Fondo Monetario Internacional (FMI) indica que, si la integración de las personas migrantes se realiza de forma rápida y efectiva, a 2030 la migración aumentará el PIB de Colombia, Ecuador y Chile (los principales destinos de la población migrante venezolana) entre 2,5 y 4,5 puntos porcentuales.

Lo anterior lo estableció el FMI en un estudio macroeconómico del impacto de la migración en la región.

Las causas que llevarían a ese crecimiento del PIB serían el aumento de la fuerza laboral y un alineamiento entre el capital humano de las personas migrantes y los puestos de trabajo disponibles, ya que el perfil demográfico de quienes migran es muy similar a la población local en los países mencionados, según el ente internacional.

James Pérez, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Tecnológica de Bolívar y miembro del Laboratorio de Investigación Internacional e Interdisciplinar Tech4Peace, destaca que “la inclusión de la población migrante (en el caso de los migrantes venezolanos en Colombia, se estima que alrededor del 60% se encuentra en el grupo de edad productiva y el 49% tiene educación superior) contribuye a promover la competitividad y productividad del país”.

La creación de nuevas empresas por parte de las personas migrantes, quienes acceden a beneficios de programas de cooperación internacional para sacar adelante sus emprendimientos, también contribuiría a la prosperidad económica de los países de acogida, ya que esto da lugar a más empleo y por tanto, dinamiza la economía. (También te puede interesar: Estas son las soluciones para la población migrante brindadas por el gobierno local)

“Las personas migrantes pueden fomentar la diversidad económica y la innovación al iniciar negocios y aportar a sectores como tecnología, arte o la gastronomía. Muchas veces los migrantes sirven como enlaces culturales y económicos, promoviendo el comercio y la cooperación internacional”, anota Pérez.

Vale la pena destacar que los efectos positivos de la migración son más evidentes, en menos tiempo, en países desarrollados como Estados Unidos, donde solo los inmigrantes latinos aportaron USD 2,8 billones en 2020 a la economía nacional, una cifra superior a los PIB de México y Brasil, según un reporte de la BBC.

El experto de la UTB también destaca el importante efecto económico que suponen las remesas. “Solo para Colombia en cuanto a la contribución de las remesas al Producto Interno Bruto (PIB), para 2023 se estimó que representaron aproximadamente $156.000 millones de dólares, lo que equivale a un 4% del PIB colombiano según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)”.

Eduardo Recoba Martínez, economista y periodista experto en temas financieros, destaca que, “en el escenario base, no hay un aporte clave, crítico e importante de la migración venezolana, porque es población flotante, es decir, transitoria (...) además, el aporte fiscal a través del empleo formal es minúsculo porque la mayoría tiene trabajos informales”.

Recoba indica que la proyección del FMI puede ser posible siempre y cuando la población migrante venezolana se establezca y cree lazos laborales formales y adquiera responsabilidades tributarias.

Para que la proyección positiva del FMI sea una realidad deben haber ciertas condiciones para que la llegada de más personas al país se traduzca en crecimiento económico y no en más pobreza.

“La aplicación activa de políticas de inmigración y del mercado laboral orientadas a la integración de los recién llegados —por ejemplo, la validación sencilla de los títulos profesionales— puede contribuir a mejorarlos resultados de la inmigración en los países receptores”, explica el FMI.

Heidi Sanmartín Rodríguez y Yolfrán Echenagucia, dos migrantes venezolanos, emprendieron con una fábrica de almohadas en Cartagena. //Foto: Óscar Díaz.

En estas acciones también hay que incluir a la mano de obra local, para ellos también es necesario ajustar la políticas fiscales de acuerdo con la nueva realidad y capacitarlos para que sigan siendo competitivos en el mercado laboral. “Es crucial que la migración se alinee con las necesidades del mercado laboral del país receptor, y que los migrantes gocen de los mismos derechos laborales y protecciones que los trabajadores nativos. Políticas económicas inclusivas son esenciales para permitir a los migrantes acceder a servicios financieros y emprender negocios y un esfuerzo articulado entre el sector público, las empresas y cooperación internacional, anota Ulf Thoene, de Tech4Peace y profesor de la Universidad de La Sabana.

“Es necesario coordinar la política internacional para abordar los retos que plantean las migraciones de refugiados; por ejemplo, compartir los costos de acogida y promover la integración de los refugiados en economías emergentes y en desarrollo”, puntualiza el Fondo Monetario Internacional.

Hay ejemplos en el contexto internacional que sirven de referente para la integración económica. “Por ejemplo, el modelo canadiense destaca por su enfoque en la selección de inmigrantes basada en habilidades y la creación de programas de integración laboral como la Canadian Experience Class y el Skilled Worker Program”, subraya Roberto García Alonso, de Tech4Peace y profesor de la Universidad de La Sabana.

Otros países destacados por sus políticas de inclusión laboral, según García Alonso, son Australia, con el programa de migración calificada que ha sido efectivo al facilitar la participación de los migrantes en la fuerza laboral; España y Estados Unidos en los que han desarrollado políticas para integrar a los inmigrantes en diversos sectores económicos; Turquía que ha convertido la migración en una oportunidad de desarrollo económico, facilitando el asilo y la regularización de los migrantes; y Argentina, que cuenta con programas para promover la inclusión de personas migrantes, con enfoque de género y prevención de la discriminación.

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