Julio Verne (1828-1905), el célebre escritor francés de ciencia ficción, jamás estuvo en Colombia, y menos en Cartagena de Indias, pero en ocho de sus novelas nombra a Cartagena de Indias y a Colombia, y describe con una precisión prodigiosa nuestra selva, los ríos, los bosques, el Amazonas, las cuevas recónditas del territorio, como si hubiera recorrido nuestro país.
El escritor e investigador cartagenero Guillermo Gómez Paz nos ha revelado esta sorpresa en su ponencia magistral “Donde Verne se refiere en sus novelas a Colombia”, presentada en el Congreso Internacional Verniano que, durante tres días, convocó en Cartagena de Indias a historiadores de las sociedades Jules Verne de España, Francia y Colombia. Lea aquí: Cartagena es sede del Congreso Internacional Verniano: los detalles aquí
En la novela Martín Paz (1852), Julio Verne describe escenas de su obra bajo el clima de la cordillera andina y Lima, y dice que el clima es “más templado y suave que el de Cartagena de Indias”, la cita es de Gómez Paz. Y vuelve a referirse a Cartagena de Indias en Los grandes navegantes del siglo XVIII (1879), contando que Humboldt y Bonpland desembarcaron en Cartagena de Indias en marzo de 1801, y “a fin de evitar los calores, los dos viajeros fijaron su residencia en la hermosa población de Turbaco (a unos 20 kilómetros) en las alturas que dominan la costa. La temperatura de Cartagena, a fines de marzo, promedia unos 28 grados”. La cita es de Gómez Paz.
La otra revelación de la ponencia de Gómez Paz es que Verne incluyó el nombre de Colombia en su célebre novela De la Tierra a la Luna, señalando que Colombia contribuyó con el aporte de 300 mil pesos, reunidos entre varios países sudamericanos y destinados, al proyecto de lanzar el cohete a la Luna. Lea aquí: Crónica de Gustavo Tatis con sabor a clavito de olor
Además de estas sorpresas, Gómez Paz contó en su ponencia que Verne incluyó en sus novelas a la Orinoquía, el Amazonas, la Cueva de los Guácharos, visitada por Humboldt en el territorio colombiano.
“Mi intervención en el IV Congreso Verniano en Cartagena de Indias muestra la familiarización de Verne con la historia y la geografía del territorio que ocupa la actual Colombia, lo que facilitó hacer alusiones sobre el país en novelas como Viaje al Centro de la Tierra, El soberbio Orinoco, Un capitán de quince años y otras siete. Además de las menciones de Julio Verne a Colombia en sus tres obras histórico-geográficas: Los grandes viajeros del siglo XIX, Historias de los grandes viajes y los grandes viajeros, y en una decena de novelas de la gran serie Viajes extraordinarios”, precisó Gómez Paz.
Por su parte, el historiador colombiano Albio Martínez Simanca (San Carlos, Córdoba, 1950), autor de Cinturón de Orión. Génesis de la ciencia ficción en Colombia 1928-1936, publicado en 2022, sorprendió al revelar que en 1872 la escritora bogotana Soledad Acosta de Samper (1833-1913) escribió un cuento de ciencia ficción que inicialmente tituló “Una pesadilla” y, más tarde, rebautizó como “Bogotá en el año 2000: Una pesadilla”, una historia que se anticipa 128 años a lo que la autora retrata como una decadencia social y moral de sus habitantes, que en ese año han terminado por descreer de la religión y le han dado rienda suelta a la corrupción, al egoísmo y al delirio del dinero.
Soledad Acosta de Samper era admiradora de Julio Verne y amiga de la escritora francesa Amantine Aurore Lucile Dupin (1804-1876), que se firmaba como George Sand, cercana de Verne. Es curiosa esta coincidencia histórica: en 1875, tres años después del cuento de Soledad Acosta de Samper, Julio Verne escribió su famoso discurso “Una ciudad ideal: Amiens en el año 2000”, presentado en la Academia de Ciencias, Bellas Artes y Letras de Amiens, en la que, a diferencia de la colombiana, él avisora un futuro de grandes conquistas científicas, tecnológicas y humanísticas. Lea aquí: Ficci: nuevos aliados tras un cine que narre la diversidad
En un intenso diálogo en El Universal, Martínez Simanca ahondó sobre el impacto que Verne ha tenido en Colombia, en cuatro autores colombianos que él ha descifrado en su libro y reafirmó el interés que tuvo Verne por el territorio sudamericano y particularmente el territorio colombiano, sembrando el interés de viajeros, exploradores e inversionistas de Europa en América Latina.
El impacto de Verne es evidente en autores colombianos. Además de Soledad Acosta de Samper, en tres autores que él ha profundizado en su libro. José Félix Fuenmayor publicó en 1928 “Una triste aventura de 14 sabios”, en la que fustigó la conducta de los seres humanos a través de las guerras contra sus congéneres en ambientes intolerables. El bogotano José Antonio Osorio Lizarazo publicó en 1932 “Barranquilla 2132”, en el que anticipa, por ejemplo, la caída del socialismo, algo sorprendente para la época. Finalmente, M. F. Sliger Vergara, en Montería, 1936, publicó su obra “Viajes interplanetarios en zepelines que ocurrirán en 2009”, donde adelanta un viaje por el espacio interestelar lleno de aventuras al estilo Verne”.
Sliger Vergara es el precursor de la ciencia ficción en el Sinú, uno de los maestros que impactaría al escritor Antonio Mora Vélez (1942), el autor del célebre cuento de ciencia ficción “Glitza”, que narra un amor interplanetario. Lea aquí: Ernesto Herazo: arte en las manos de los niños y niñas de Colombia
Cuatro escritores de Colombia fueron impactados por la ciencia-ficción de Julio Verne. Y escribieron novelas que se anticipaban a lo que se viviría un siglo después.
No había empezado el congreso mundial consagrado a Julio Verne en Cartagena, cuando ya estaban editadas las memorias de sus participantes, anticipándose a las sorpresas que se vivirían en estos tres días. Otra manera de la ciencia ficción aplicada a la realidad. Lea aquí: Viajeros y forasteros que se quedaron en Cartagena de Indias
El libro Jules Verne, una visión global (2024) es un magnífico aporte literario y académico de 338 páginas, cuya monumental tarea de compilación y organización estuvo a cargo de Guillermo Gómez Paz, Albio Martínez Simanca, Ariel Pérez Rodríguez y Nicolás J. Moragues González.
“El legado del autor francés no se limita a la literatura”, señalan sus compiladores. “Ha moldeado la cultura popular y ha inspirado a exploradores, científicos y creadores en todo el mundo. A medida que exploramos y disfrutamos de sus viajes, nos encontramos con un Verne que trasciende el papel y se convierte en una fuerza cultural que ha influido en generaciones sucesivas. Escritores contemporáneos han reconocido su influencia, y muchos han seguido sus pasos al explorar mundos imaginarios y narrativas futuristas. Autores como Arthur C. Clarke, Isaac Asimov y H. G. Wells han expresado su admiración por Verne y han reconocido su papel pionero en la literatura de anticipación”. Lea aquí: Cartagena de Indias celebra al pintor Enrique Grau
Ficción como ciencia Martínez Simanca reconoce que la vigencia de Verne es más iluminadora en este tiempo de la inteligencia artificial que encara la humanidad con grandes tensiones, acertijos e incertidumbres. Verne confabuló la ciencia con su imaginación y se adelantó a lo que ocurriría un siglo después. Su ciencia ficción se anticipó a la exploración de la Tierra, los océanos, la selva y el espacio exterior del planeta. Hoy la ciencia ficción que iluminó a la robótica y a los viajes espaciales es ciencia-fusión, porque lo que parecía una fantasía es una realidad de la ciencia y una anticipación de los enigmas de la vida en el planeta.