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Cultural

50 años de hiphop: mucho más que rap de pandilleros y violencia

Históricamente el barrio del Bronx en Nueva York ha sido considerado el lugar del nacimiento del hiphop. Análisis.

50 años de hiphop: mucho más que rap de pandilleros y violencia
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Pese a que durante años Nueva York ha reclamado el origen exclusivo del hiphop, la Costa Oeste reivindica su papel en la historia de este movimiento cultural que cumple cincuenta años demostrando que el sonido de Los Ángeles no se limita al violento “gangsta rap”.

Históricamente el barrio del Bronx en Nueva York ha sido considerado el lugar del nacimiento del hiphop, y la fiesta organizada por DJ Kool Herc el 11 de agosto de 1973 es reconocida como el acontecimiento que propiciaría los primeros pasos de la transformación musical que presenciaría el mundo en años posteriores.

Aunque pocos se atreven a cuestionar dicha versión, expertos y pioneros del género en Los Ángeles aseguran que simultáneamente la Costa Oeste fue semillero del movimiento cultural cuyos pilares son el DJ, el “breakdance”, el “MCing” (maestros de ceremonia en rap) y el grafiti.

“Mucha gente cree que (el grupo de baile) The Lockers fue el primer elemento del hiphop de la Costa Oeste. Si ese es el caso, la década de 1970 también es nuestro momento fundacional”, sugiere Lonzo Williams, precursor del género y fundador del grupo World Class Wreckin’ Cru, a EFE.

Según Samuel Lamontagne, codirector de la Iniciativa Hip Hop de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), otra prueba de que el nacimiento del género pudo haberse gestado fuera de Nueva York, años antes de la famosa fiesta de Herc, es el disco “Rappin’ Black in a White World” lanzado en 1970 por The Watts Prophets.

Sin embargo, fue durante la década de 1980 que más concretamente las calles angelinas fueron testigo del nacimiento del hiphop propiciado por el electrorap, que incluía a bandas como Uncle Jamm’s Army o al productor The Egyptian Lover, así como la banda de Williams, formada también por DJ Yella, Dr. Dre y CLi-N-Tel.

“Nosotros estábamos divirtiéndonos, era una época favorable y queríamos hacer dinero (...). Nunca nos imaginamos que mientras nos divertíamos estábamos haciendo historia”, ahonda Williams.

EL “GANGSTA RAP” Y MÁS ALLÁ

A finales de 1980, Ice-T irrumpió en la escena con “6 n’ the Mornin’”, un tema que hablaba de la vida cotidiana de jóvenes implicados en estilos de vida delictivos en South Central, Los Ángeles.

Su letra cambió el paradigma de fiesta hasta entonces explorado en el hiphop de la Costa Oeste y mostró la otra cara de la ciudad californiana: la dura, racista y violenta, abriendo la puerta a otros raperos para hablar del crimen, la represión y la falta de oportunidades.

Poco después, Dr. Dre y DJ Yella dejan atrás el electrorap y junto a Eazy-E, a través de N.W.A (Niggas With Attitude), consagraron el “gangsta rap” con el álbum “Straight Outta of Compton”.

“El hiphop es importante porque dio voz a gente que no la tenía y porque articuló un punto de vista diferente que era crítico con la narrativa dominante (racista)”, apunta Lamontagne.

La violencia en las letras, más la tensión generada por la falta de reconocimiento de parte de la prensa especializada hacia los artistas de Los Ángeles, devino en una rivalidad entre los músicos de la Costa Este y la Costa Oeste, cuyo punto álgido fueron los asesinatos, aun sin resolver, de Tupac Shakur (radicado en Los Ángeles) y The Notorious B.I.G. (Nueva York).

“(La rivalidad) es un viejo debate que ya no es relevante en nuestros tiempos y que fue exagerado y reducido al conflicto entre Tupac y Biggie”, asevera el investigador de la UCLA.

Pese al éxito que adquirió frente al mundo, asumir que el “gangsta rap” es el estilo que define a la Costa Oeste es para Williams y Lamontagne reduccionista y niega los cincuenta años de historia de la cultura y movimientos “underground” con otras narrativas como la que surgió en el café orgánico The Good Life.

“Crecimos de la diversidad, eso era lo más importante del hiphop, sobre todo en California”, señala Williams.

WORLD FAMOUS VIP RECORDS, AL RESGUARDO DE LA MEMORIA

Kelvin Anderson, dueño de la popular tienda de discos World Famous VIP Records (aún activa), presenció en primera fila la violencia entre pandilleros que azotaba a la ciudad de Long Beach, ubicada al sur del condado de Los Ángeles.

En su afán de parar la “guerra” y siendo su local un lugar neutro para los jóvenes, abrió un estudio de grabaciones que se convertiría en el primer escalón de exitosas carreras como la de Snoop Dogg o Warren G.

“(Dogg) grabó su primer demo aquí, yo vendí la maqueta a todas las disqueras y me dijeron que no era buena. Yo pensaba que tenían que estar locos, ¡Nadie era mejor que Snoop Dogg en ese momento!”, cuenta a EFE Anderson.

El demo grabado en la icónica tienda llegó a manos de Dr. Dre y en 1992 presentaron en colaboración “Deep Cover”. Juntos evolucionaron el sonido del “gangsta rap” al “g-funk”, que fue continuado por figuras como Ice Cube y Coolio.

Recientemente, Anderson abrió un nuevo estudio de grabaciones después de que el cantante Giveon le otorgara una donación económica en 2022 y su intención es volver a impulsar talentos.

“Espero poder encontrar a la siguiente figura importante del rap”, comenta Anderson, de 69 años.

Entre sus planes también está la apertura de un museo de música negra que incluya el recorrido de sus últimos 50 años en el negocio de venta de discos.

FUTURO DEL HIPHOP DE LA COSTA OESTE

Lonzo Williams observa el panorama actual del hiphop “lúgubre” y, fuera del rapero acreedor al Pulitzer Kendrick Lamar, no considera que existan grandes exponentes como antes.

“Creo que nadie está experimentando y la motivación actual para hacer música es diferente. Pienso que si el hiphop redirigiera parte de su energía para encontrar una manera de promover la paz en la comunidad (...) podríamos cambiar el mundo”, asegura.

En contrapartida, Lamontagne ve el futuro del hiphop con oportunidades y en el marco del 50 aniversario del género resalta la capacidad que tuvo una comunidad abandonada por el estado y con exceso de vigilancia de “crear una cultura que proveyera de diversión, placer y oportunidades a sus miembros”.

“Eso en sí mismo es un acto político”, sentencia.

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