Si eres de aquellos que solo se realiza exámenes de audición como parte de las pruebas de ingreso a un nuevo trabajo o cuando es requerimiento para cierto trámite, perteneces al 49% de los colombianos que se somete a chequeos auditivos con poca frecuencia y no de manera anual como es lo recomendado.
La cifra fue revelada por un estudio por MED-EL, una organización dedicada a solución para la pérdida auditiva, que además indicó que el 14% de los colombianos nunca se ha realizado este tipo de pruebas y en promedio, solo uno de cada tres colombianos prioriza las pruebas auditivas periódicas de rutina, mientras que el 26% de los jóvenes entre 18 y 24 años los omiten por completo, a pesar de tener un alto riesgo de perder la audición.
Estas cifras develan un panorama preocupante, teniendo en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que más de 1.500 millones de personas sufren de sordera y los exámenes auditivos son determinantes para prevenirla. “Las pruebas de audición miden qué tan bien escucha. Pueden ayudar a diagnosticar pérdida de la audición, qué tan severa es y qué parte de su audición no está funcionando bien”, indica la biblioteca médica Medline Plus. Le puede interesar: Implante coclear: ¿por qué puede transformar vidas?
El 73% colombianos priorizan los exámenes anuales de salud general. Las pruebas de presión arterial también son importantes para a población de nuestro país: 3 de cada 5 encuestados (60%) se han hecho la prueba. Además, el 55% de las personas también se somete a controles de la vista anuales o más frecuentes (notablemente más alto que la tasa global del 39%), y el 56% también controla sus niveles de colesterol regularmente (43% a nivel mundial).
“La audición no se trata sólo del sonido: es la puerta de entrada a la comunicación, la música y las conexiones emocionales con amigos y familiares”, enfatiza Patrick D’Haese, director de Concientización y Asuntos Públicos de MED-EL. Lea también: ¿Zumbidos en los oídos? Puedes padecer tinnitus y no lo sabes.
La pérdida de audición no solo aísla a las personas del sonido y complica la comunicación con los demás, sino que también lleva a las personas con discapacidad auditiva a retrasar las citas con el médico hasta diez años. La pérdida auditiva no tratada se asocia con problemas de salud considerables, como lo han demostrado los estudios: mayor riesgo de aislamiento social y depresión debido a dificultades de comunicación: mayor probabilidad de caídas, mayor riesgo de deterioro cognitivo y mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.