Uno de los retos, que estimo tiene el actual gobierno de la ciudad, es acertar en los cambios en la estructura institucional de la administración. Este reto está dado en parte por las relaciones e interacciones entre distintas actividades con enorme incidencia en aspectos como el empleo, los ingresos, la generación de oportunidades y en general en atacar los complejos problemas que hoy tenemos. Hablamos del turismo, del deporte y de la cultura en especial, como también podría ser del sector artesanal. En el turismo, ya se creó la secretaría respectiva, con expectativas todavía no aclaradas para muchos actores del sector. Pero pensamos que tiene claro el horizonte y la necesidad de dialogar horizontalmente con otras dependencias, como la cultura, el transporte, la movilidad y aún con el deporte, solo es mirar lo que va a representar este sector en los dos meses siguientes a nivel del fútbol, los olímpicos y el ciclismo en Norteamérica y Europa.
Quiero apostarle al éxito en la gestión del alcalde y esperamos que no haya desaciertos; pero la perspectiva de fusionar el IPCC con el Ider nos parece que no es promisoria. Lo que hasta hace pocos años eran manifestaciones de la vida de las personas, dio lugar a que muchos gobiernos unificaran la gestión del deporte y la cultura bajo una misma óptica, y así lentamente fue configurándose una estructura institucional. Solo que algunas naciones, coincidencialmente casi todas desarrolladas, rápidamente fueron separando las funciones de gestión del deporte de la cultura, reconociendo la inviabilidad de manejar, bajo un mismo enfoque, dos actividades cada vez más diferentes.
Uno de los criterios que se observa en muchas naciones y ciudades respecto al nivel de la gestión administrativa de la cultura y el deporte es el papel o peso que estas expresiones tienen en la vida de las comunidades, en los procesos históricos que han vivido y del significado que una u otra dimensión tiene, no solo en empleos, ingresos, oportunidades; sino en las potencialidades, sentimientos y capacidades de sus habitantes, en fortalecer mecanismos de identidad y sentido de pertenencia. Un papel esencial en el nivel de la gestión está dado por la comprensión que la misma sociedad, en cabeza de sus gobernantes, élites académicas y clase dirigente tienen de lo que significa y representan, tanto el deporte como en especial la cultura. Si esta última se percibe solo como baile, música y folclor, pues estamos compelidos a tener que aceptar que la cultura se maneja desde cualquier instancia, no requiere competencias, ni manejos técnicos ni profesionales, por lo tanto, puede agruparse en la gestión administrativa con el deporte o el turismo u otro tipo de actividad.
Siento que sería altamente conveniente que desde la administración se suscite un debate amplio, abierto, sólido sobre la perspectiva de la fusión de deporte y cultura. Sin lugar a dudas todos ganamos, no importa cual decisión resulte.