La Organización Mundial de la Salud estima que al menos 280 millones de personas padecen de depresión en el mundo, un 18 % más que hace una década. Según las estadísticas es imposible sentirse pleno en la vida si no hay satisfacción con el empleo que se tiene, que es donde las personas ocupan la mayor parte de sus vidas.
Por lo que es importante desarrollar la Inteligencia Espiritual que es una herramienta para enfrentar circunstancias retadoras o dolorosas que los pueden llevar al resentimiento y a un estado de inacción. Un espíritu débil puede caer en la resignación, consume la energía y el entusiasmo. Lea aquí: La adicción a internet en los adolescentes afecta las redes neuronales
“Para atender este problema, es necesario trabajar en el desarrollo de la inteligencia espiritual. Las empresas que apoyan a sus colaboradores a transitar en el camino del desarrollo de la inteligencia espiritual cuentan con equipos de trabajo con mayor capacidad para cooperar, con una actitud de servicio inspirada en el amor, capaces de hacer que las cosas pasen de forma ágil y eficiente. Como resultado, las personas trasladan esta forma de vivir en su trabajo a los demás planos de sus vidas, entrando en un proceso que les permite aumentar cada día su capacidad para vivir en modo felicidad”, aseguró Humberto Rueda, sembrador de felicidad organizacional y mentor.
Todo esto también se traduce a un aumento de la productividad organizacional. La pregunta sería entonces, ¿qué es la inteligencia espiritual?
Este tipo de inteligencia está asociada con la espiritualidad, que es una de las cuatro dimensiones esenciales del ser humano, junto a la física, emocional y mental; además, nos ayudan a darle sentido y significado a nuestra vida, nuestro trabajo y a todas las experiencias que vivimos, las agradables y las difíciles”.
Humberto Rueda.
Buscando ayudar a las personas a que sean más felices en sus vidas y trabajos, Rueda compartió cuáles son las 12 competencias internas que se deben tener para desarrollar la inteligencia espiritual, las cuales se organizan en 3 grupos. En el primero están las que activan la conciencia y que predisponen a la acción:
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1. La Conciencia: esta competencia ayuda a ser conscientes de tres aspectos esenciales: el propósito, el sentido de las circunstancias y de la mecánica interior como seres de cuatro dimensiones (física, emocional, mental y espiritual).
2. El Aprendizaje: es la que convierte a las personas en “discípulos de la vida” al comprender que el propósito es aprender a ser felices y expresar el amor mediante el servicio a los demás. Así, se capitalizan todas las experiencias y se ve la vida como un regalo.
En el proceso de aprender a ser felices, las personas enfrentan circunstancias retadoras o dolorosas que los pueden llevar al resentimiento y así a un estado de inacción. Hay 5 competencias internas que ayudan a salir del resentimiento y alcanzar la paz interior para empezar a moverse.
3. Gratitud: al comprender que la vida es un regalo, esta habilidad ayuda a sentir gratitud hacia lo bueno que pasa, así como hacia las oportunidades de aprender de las experiencias dolorosas.
4. La Resignificación: esta competencia permite cambiar el significado de las experiencias dolorosas, para ver el amor en medio del dolor.
5. El perdón: esta competencia, para sorpresa de muchos, es la que permite expresar el poder interior para alcanzar la libertad, entendiendo libertad como ausencia de sufrimiento y es posible ejercerla gracias a la gratitud y a la resignificación.
6. El Asumir: el primer paso para reconocer los regalos del aprendizaje es asumir la responsabilidad de los pensamientos, palabras y acciones, al entender que siempre se puede responder por ellos, independientemente de los aciertos o errores.
7. El Respeto: aquí, el respeto no solo implica trato amable, sino permitir que cada persona viva y se haga cargo de sus experiencias. Quien respeta no interfiere ni hace la tarea a nadie; solo ofrece información, guía y ánimo.
En la vida, los retos a menudo parecen imposibles. Con un espíritu débil, se puede caer en la resignación, que consume energía y entusiasmo. Sin embargo, hay cinco competencias que nos mueven de la resignación a la ambición, impulsando a las personas a avanzar en la vida.
8. La Confianza: es la que anima a avanzar, y se basa en 4 pilares que son: confiar en sí mismo, ser confiable para los demás, confiar en los demás y confiar en la vida.
9. La Disponibilidad: Esta es la competencia del servicio incondicional, esencial para vivir el propósito de expresar el amor a través del servicio a los demás.
10. La Flexibilidad: cuando se tiene claro el propósito de cada acción, se comprende que hay varios caminos hacia la misma dirección. Esto permite adaptarse y aceptar las opciones que la vida ofrece, soltando los conflictos innecesarios.
11. Cambiar las circunstancias: esta competencia recuerda que se puede cambiar las circunstancias y experiencias con solo decir sí, no, o no sé, y así iniciar un proceso de aprendizaje.
12. Hacer que las cosas pasen: esto ayuda a dejar de quejarse, pretendiendo que otros resuelvan sus problemas, para convertirse en el protagonista de su propia vida.